jueves, 10 de marzo de 2016

Princesas


Érase una vez...
una Cenicienta
 en objetos perdidos, 
con sentimientos encontrados y pies planos,
una Blancanieves que tenía
delirios de grandeza,
se buscaba en los espejos
y le crecían los enanos,
una Aurora que soñaba despierta
y sus sueños padecían de insomnio, 
una Ariel a la que le bailaban el agua,
no se ahogaba en los charcos
ni veía el vaso medio lleno
o medio vacío: lo llenaba,
una Bella sin pelos en la lengua
que nunca dejaba que ningún bestia
le levantara la mano,
una Jazmín con mal genio
que deseaba liberar al diccionario
del término ''inhumano'',
una Pocahontas que se alejaba
de las filas indias de Ikea o de Primark
y que no vivía el sueño americano,
una Tiana a la que, aunque la vida
le salió rana, nunca dejó de besarla,
una Rapunzel que se soltó la melena
cuando intentaban que no saliera de casa
y una Mulán que no se creía
ninguno de estos cuentos chinos
porque las mujeres que no son
como las pintan son como ellas quieren,
pero hay algunas de ellas que no quiero
volver a ver ni en pintura...
Y fui feliz.



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