Hay sonrisas y ¡SONRISAS!, hay sonrisas alegres y sonrisas tristes y algunas
sonrisas falsas o fingidas. Hay sonrisas que saben a ganador y sonrisas que
saben a tristeza, existen sonrisas fingidas por un amor perdido, o sonrisas alegres por un sueño cumplido.
Hay sonrisas que son la gloria, perfectas en toda su expresión, por eso siempre he pensado que la sonrisa es el gesto más bonito que el ser humano puede demostrar.
Creo que todos estamos de acuerdo con que la mejor sonrisa es la de un niño, dulce como el algodón de azúcar y sincera como ninguna, con esa ternura que solo los niños pueden trasmitir.
Existen sonrisas fingidas de traición, o la sonrisa que un enemigo nos dedica para retarnos. En cambio existen también sonrisas fingidas que ocultan tristeza, penas y miles de gritos callados. Porque sigue habiendo sonrisas de sonrisas que piden a gritos un poco de atención, un momento de nuestro tiempo. A mí me gustan las sonrisas que me invitan a reír, que me hacen soñar, pensar o creer que todo puede cambiar.
¿sabéis? A mí me gustan las sonrisas, porque es como el color negro en la ropa, es elegante y combina con todo ya sean alegrías o penas. Por eso amigos SONREÍR, y hacerlo porque es sano, terapéutico, sonreír al enemigo para demostrarle que aun no ha terminado con vosotros, que sois felices, y sonreír a los amigos porque se merecen compartir con nosotros las alegrías, y sobre todo porque siempre es bueno trasmitir felicidad.
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